Las familias suelen notar algo inusual durante el embarazo o poco después del nacimiento. Los primeros signos del síndrome de Donnai-Barrow (DBS) pueden incluir un tamaño de cabeza muy grande, ojos muy separados con problemas de visión y rasgos faciales característicos; los médicos también pueden detectar niveles bajos de ciertas proteínas en la sangre de la madre durante el cribado prenatal o observar diferencias estructurales en la ecografía. En los primeros meses de vida, la pérdida de audición, las dificultades de alimentación o los retrasos del desarrollo pueden motivar la realización de pruebas y llevar al diagnóstico.